Escena clave: este precioso final ilustra perfectamente la paradoja de la melancólica visión del mundo de Wong Kar-wai: cuanto más feliz es un momento, más triste es.
En la penúltima escena del filme, dos desconocidos perdidamente enamorados se encuentran juntos en una cafetería durante una fría noche de invierno. Ella (Reis), la agente de un matón, está fumando con nerviosismo y jugando con la comida. De una reyerta que comienza de forma inesperada detrás de ella, aparece manchado de sangre el joven sordomudo interpretado por Takeshi Kaneshiro. Se dan la espalda, pero ambos han detectado la presencia del otro.
Wong no muestra el momento del contacto y, cuando suenan las primeras notas temblorosas del "Only You" de The Flying Pickets, corta a una imagen que ya hemos visto antes: la moto de Kaneshiro avanzando como una flecha entre el tráfico y entrando en un túnel. El muchacho está con Reis, ella tiene el cuerpo pegado a él y la cabeza apoyada en su hombro. Una voz en off nos revela que hace tiempo que no estaba tan cerca de un hombre. "El camino no fue tan largo", dice, "y yo sabía que tendría que bajarme pronto, pero en ese momento sentí tanta calidez".
Esta escena está teñida de la melancolía de lo efímero, presente en todos los trabajos de Wong. En otro momento, Kaneshiro suelta una bocanada de humo que sube flotando y se evapora. La cámara sube poro a poco hacia el cielo: la luz del amanecer se abre paso entre los rascacielos de Hong Kong. Es el último plano de ala película y la primera imagen del día.
Dennis Lim